jueves, 6 de agosto de 2009

Las Niñas de la Manola







Historia de “Las Niñas de la Manola”.
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Cada año, cuando mayo culminaba en todo su esplendor y se convertía en égloga, cuando las noches eran tibias y suaves y estaban impregnadas de aroma de romero y jara y, sobre todo, de devoción y amor al Lirio de la Marisma, sobre el albero tapiz del camino que conducía al Rocío, destacaban las siluetas de hermosos alazanes enjaezados y dominados por avezados jinetes y de las simpáticas carretas saltarinas. En una de ellas, cinco mujeres de Huelva, Cinta, Isabel, Marí Carmen, Manoli y Ana, componentes de un grupo que se llamaba “Peña Rociera “La Manola”, auténtico bouquet de flores, animosas, rocieras, cantaban y bailaban sevillanas porque así también se rinde pleitesía a la Virgen del Rocío. Un día se acercó a la fémina reunión Juanini, del grupo de “Los Marismeños” y tras escucharlas les dijo: “Tenéis que grabar, vuestras voces suenan muy bien”. Ellas no echaron cuenta de las palabras del “marismeño” y los meses fueron pasando.




Un buen día de la Semana Santa de 1984, cuando las amigas estaban blanqueando su casa del Rocío, llegó impetuoso Juanini y dijo: “Niñas, ya está todo preparado para que en octubre vayáis a Madrid y grabéis”. Y así comenzó todo.
En este punto, tenemos que hacer hincapié que el grupo que historiamos nació al amparo del primer Coro que tuvo la Hermandad del Rocío de Huelva, cuya dirección la desempeñaba ese gran profesional llamado Onofre López. Las voces de este Coro eran 14 ó 15 y “Las Niñas de la Manola” se separaron del mismo para formar un conjunto propio. No obstante, siguieron cantándole a la Virgen en todos los actos que fuesen necesarios.
Llegó la fecha prevista y la grabación del disco de sevillanas, en la Casa “Hispavox”, las obligó a presentar el disco y a realizar diversas actuaciones de las que salieron triunfantes, ya que sus voces eran buenas y estaban muy conjuntadas. Más tarde, grabarían en las Casas “BBCA”, “Récord”… hasta un total de 5 discos, todos de sevillanas, el último editado en 1991, con arreglos de Parejo Obregón
Era curioso, pero ninguna tenía antecedentes musicales; a lo más, una de ellas, era sobrina de Tuly Fernández que fuera en una tournée con la inolvidable “Niña de Huelva”. En esta primera etapa del grupo, su repertorio estaba compuesto en su totalidad por sevillanas y llevaban dos guitarras, un tambor, la pandereta y palillos. A pesar de que las letras de sus sevillanas tenían sentido, gracia y alma, que emocionaban por estar dedicadas a la Virgen del Rocío, cuando llevó la representación del conjunto Manolo Rubio, tuvieron que añadir pasodobles (entre ellos uno confeccionado por Pepe Roca, titulado “Cinco voces cantaoras”, que era realmente precioso), y fueron acompañadas por una orquesta. Con el transcurrir del tiempo, añadieron a su repertorio rumbas y fandanguitos en sus actuaciones.
El nombre del grupo surgió popularmente. El público comenzó a llamarlo
“Las Niñas de la Manola”, porque iban al Rocío en una manola (coche de caballos).
Un día le preguntaron a Juanini: “¿Qué nombre artístico nos vamos a poner?”.
El marismeño exclamó con su habitual simpatía: “Pues “Las Niñas de la Manola”
que es como os conocen”.
En este punto conviene que dejemos paso a la anécdota. Así, en Madrid les
preguntaban que cuál de ellas era la madre de las niñas. Las suponían hermanas y
que su madre se llamaba Manola.
Las letras de sus canciones las componían para ellas auténticos poetas, que
aportaban óptimos temas, nuevos metros, nuevos aires musicales… Ellas, elegían las
que les gustaban eliminando las otras. Entre los trovadores citemos a Paco Millán,
Eduardo Fernández Jurado, Juan Díaz (integrante del grupo “Los Romeros de la
Puebla”), Feliciano Pérez…
La calidad de las sevillanas que interpretaban “Las Niñas de la Manola” era tan proverbial que títulos como “Cinta y Rocío”, “Rociero del mañana”, “Esa gente de los carros”, “Alegría en la senda” y “Huelva por los caminos”, siguen jaleándose todavía en el peregrinar anual hacia la aldea inmortal o en reuniones de amigos.
El éxito meteórico del grupo desbordó todas las previsiones de las mismas
integrantes del posiblemente único grupo en su género formado en su totalidad por mujeres.
Se puede decir que durante su trayectoria actuaron incontables veces recorriendo miles y miles de kilómetros, dentro y fuera de Andalucía, ellas, en los coches, y los músicos en la furgoneta con el equipo musical y el equipaje de ellas. Así, pisaron los escenarios de Málaga (, Sevilla, Madrid y sus pueblos, Ciudad Real, Cádiz y algunos pueblos de esta provincia (en La Línea de la Concepción fueron madrinas de “Sevillanísimas-86”), Zaragoza, Galicia, Sur de Portugal… En ocasiones, pasaban los apuros que conllevan tanto viaje: se averiaba algún coche o la furgoneta y se quedaban “tirados” en la carretera.
En Madrid actuaron muchas veces en la Sala de Fiesta “Al Andalus”. Tenían un público tan fiel que iban a verlas actuar todos los días. En esta capital, fueron partícipes de muchas fiestas flamencas privadas.
En su patria chica fueron numerosas sus actuaciones: en las Casetas de las Fiestas Colombinas (caseta de “Los Marismeños”, en una oportunidad tomaron su actuación las cámaras de Canal Sur para ofrecérsela a Andalucía) y Velada de la Cinta; en los “Gazpachos” y “Calderetas” rocieros; en salas de fiestas como “Piranchelo” (donde presentaron su L. P. “Sevillanas, 86”), en el Gran Teatro. En el barrio de las gallinas, entrada inmediata al Rocío, se tomó por costumbre que “Las Niñas de la Manola” le cantaran al Simpecado y los sucesivos Hermanos Mayores les volvían el Simpecado para que le cantaran… También actuaron en los estudios de Canal Sur Televisión, cuando se situaban en el Paseo Colón. Es relevante añadir que algunas de sus actuaciones fueron gratuitas, al considerar el conjunto que el colectivo organizador del acto o la finalidad del mismo merecían la pena. Como curiosidad, añadamos que el 12 de abril de 1985 se debía celebrar un festival flamenco en el Polideportivo “Andrés Estrada”, bajo el patrocinio del Gobierno Civil y el Ayuntamiento de Huelva, en un espectáculo netamente huelvano denominado “El arte en primavera”, donde estaban anunciadas las actuaciones de “Los Marismeños”, “Blanca Villa”, “Las Niñas de la Manola”, Teresa Real, “Requiebros” y Paco Toronjo. A ultimísima hora fue suspendido, celebrándose semanas más tarde. Su finalidad era encomiable: recaudar fondos para que se hiciese gozosa realidad la construcción de la nueva sede que en la actualidad se levanta en la Avenida de Andalucía.
Pese a esta intensa actividad artística, “Las Niñas de la Manola” mantuvieron sus empleos, buscando los huecos para ensayar, grabar y desplazarse a las diversas localidades en donde se exigían su presencia para actuar. Y es que para bien o para mal, las componentes de este grupo nunca se dedicaron profesionalmente a la música. Y este fue el motivo primordial por el que el grupo cesó en su actividad: Era muy difícil trabajar y actuar al mismo tiempo. Así, salían del trabajo a las siete de la tarde y se desplazaban a actuar a Málaga, actuaban y, sin el menor descanso, marchaban a nuestra ciudad para reintegrarse a sus puestos de trabajo a las ocho de la mañana. También ocurría que a mediados de la década de los noventa se produjo una decadencia en las sevillanas. Así, “Los Marismeños”, “Los Romeros de la Puebla” y otros grupos profesionales debían aceptar, para seguir adelante, los contratos que les surgieran. A ellas les surgían contratos desde todos los puntos de España y le decían a Manolo Rubio que no podían ir a cumplimentarlos, ya que no podían solicitar más permisos en sus empresas. Y, casi imperceptiblemente, fueron dejando el mundo de la farándula sin que representara para ellas un drama. Por cierto, la última actuación que celebró el grupo fue cuando salió designada Hermana Mayor de la Hermandad del Rocío de Huelva, en 1996, una de ellas, María del Carmen. Después, le surgieron varias actuaciones pero no quisieron actuar en ningún sitio.
Alegría, belleza, canciones de devoción y de alabanza a la Virgen del Rocío, letras que pellizcan el alma, fina manzanilla, farolillos, arena, romería, guitarra y baile, en definitiva, amables lectores, “Las Niñas de la Manola” y ¡Olé!

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