miércoles, 30 de junio de 2010

Emilio Silvera





Emilio Silvera Vázquez, por el cosmos de la ciencia
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Emilio Silvera Vázquez ha escrito centenares de artículos, la mayoría de ellos de temas científicos y dedicados al espacio sideral y goza de un gran prestigio allende las fronteras de Huelva. ¿Cuál ha sido el secreto de su éxito?
Sobre Emilio Silvera, no se ha escrito todavía una biografía imparcial y completa, un extenso artículo que nos ayude a comprender su compleja y descollante personalidad. Realicemos en esta Historia Menuda un breve bosquejo suyo.
Emilio Silvera nació el 14 de enero de 1940 en la onubense calle Fernando el Católico, en el portal rotulado con el número 30. Con el transcurrir de los años esa casa la compró, la vendió más tarde y ahora vive en una que adquirió exactamente enfrente.
La Huelva de su niñez era marinera, de calles estrechas como la de Enmedio, vía de bastante enjundia choquera, con algunos adoquines levantados, pero mucha Historia.
Su ascendencia era netamente marinera. Así, su abuelo, Emilio Silvera Gutiérrez, era un marinero que llegado de la dulce Galicia se afincó en Huelva y llegó a tener una pequeña flota de barcos “caballeros” de Huelva. Su padre, Joaquín Silvera Gutiérrez, había nacido en la calle Miguel Redondo y su vida transcurrió viendo como las olas tejían una gran sinfonía de cristal en la ría que tenía tal transparencia que se veía su fondo. Era aquella vieja Onuba en la que sus hijos, tras rezarle al Cristo de la calle Enmedio, al embarcarse y perder de vista la torre de la Concepción se restregaban apresuradamente los ojos y se entonaban por fandango para que no se advirtiese la honda emoción que sentían al abandonarla
Su padre le contaba que ellos cogían la caballa como en los tiempos heroicos de la vela, con la caña. Así, lanzaban al agua un lenguado que ellos preparaban con sardina y las voraces caballas se lanzaban a comer el cebo en tal cantidad que no les daban tiempo de cogerlas, decía que era maravilloso. El barco, como si se tratara de una pesca milagrosa, se llenaba de caballas y ellos las llevaban a las almadrabas de José Tejero donde fabricaba las conservas. No todas llevaban este destino, así se zahorraban -se limpiaban, en el argot antiguo- se colocaban por parejas y después los vendedores ambulantes mediante un simpático pregón las vendía por las calles a perra gorda el par.
Emilio Silvera nos dice que no necesita cerrar los ojos para ver aquella Huelva entera y viva, como si en lugar de una ciudad se tratase de una criatura: Ve a José Silvera que era pocero, como cuidaba de los barcos de pesca que venían. Se dedicaba a la gamba fresca de Huelva, en los antiguos saladeros de nuestra capital. Después han seguido con la tradición sus primos Paco y Ángel, que pusieron un saladero fresco de gambas que tienen en la actualidad, regentado por sus hijos. Es la gamba que se manda a Madrid. Y es tal la fama de la gamba que su primo Paco todas las navidades se las manda a Miami a Julio Iglesia. Pero, continuemos con la biografía que nos ocupa.
Fue en el Colegio “San Francisco” donde Emilio Vázquez inicio su educación a los cuatro años. Recuerda que en el citado colegio había un patio con una escalera que bajaba a la iglesia y que diariamente los alumnos asistían a la Santa Misa antes de ir a clase. Curiosamente su padre estuvo en el mismo centro cuando popularmente se le conocía como “de Manuel Siurot”.
Emilio Vázquez ha guardado siempre un recuerdo muy vivo y cariñoso de sus maestros: don Antonio Castilla, Juan Garrido, don Manuel… en este época se hizo muy amigo del Padre Laraña y se paraba mucho a hablar con él en la calle Palos. Un día le dijo: “Padre, he dejado el colegio porque no tengo más que aprender”. A lo que contestó el jesuita: “Mira, vamos a hacer una cosa. Mañana vas a mi colegio, el “Madre de Dios”, te hacemos una prueba y puedes estar otro año más en el colegio”.Tras el examen, lo mandaron a la sexta clase. Como maestros tendría a José Samaniego, Nicolás Sierra, Eduardo Bonachera Pombo…
En el Colegio de la Alameda Sundheim estuvo sólo un curso y a pesar de que Emilio Vázquez había demostrado desde niño una inteligencia poco común, la necesidad económica impulsó a que su madre lo colocara en la zapatería de “El Portugués”, situada junto al Hotel Victoria, en la calle José Nogales, para que aprendiera el oficio de zapatero. Su madre quería protegerlo a toda costa, ya que tenía parálisis en una de las piernas y veía que lo mejor para su futuro era que aprendiese un oficio. Pero, cuando poseía todos los conocimientos de un buen zapatero se dio cuenta de que no le gustaba. Y acaeció que Manuel Domínguez Martínez (en la actualidad decano de Economía) vivía fronterizo a su casa, a él acudió y le dijo que él no quería ser zapatero. El ilustre economista le dijo: “¿A ti te gustan los libros?”. “Mucho, don Manuel –contestó ingenuamente el muchacho- más que leerlos, me los como”. Entonces lo mandó a la Academia “La Milagrosa”, que era de su propiedad. Allí un maestro le hizo unas pruebas y le mandó a una de las clases.
Los primeros meses fueron difíciles para él: Había salido del colegio a los 9 años y en la clase sólo hablaban de activo, de pasivo y de otras materias de las que no tenía ni idea que existieran. Pidió libros prestados de 1º y de 2º de Comercio y comenzó a estudiar por su cuenta con un horario muy especial: A las ocho de la mañana entraba a trabajar en la zapatería donde permanecía hasta las seis de la tarde. Corría velozmente a su casa, se cambiaba de atuendo y se iba a las siete a la Academia donde estudiaba hasta las ocho y cuando salía de ella estudiaba en aquellos libros prestados. A partir de este momento empezó a destacar entre sus compañeros como un estudiante excepcional. Llamaba la atención por su rigurosa austeridad. Parecía que sólo le interesaba el estudio. su materia preferida era la que tenía relación con números y cifras, pues desde el principio le entusiasmaron las matemáticas, si bien se interesó también por las cuestiones económicas y financieras. En definitiva, que a los dos años el maestro de la Academia se fue y, tras unas pruebas del director de la Academia, él se quedó de maestro de un grupo que se preparaba para la Banca al que le impartió Matemáticas Comerciales. A renglón seguido, don Manuel Domínguez lo empleó en su oficina, Ofiteme, especializada en asesoramiento de empresas, gestiones con Hacienda, Seguros Sociales… y tenía tantos deseos de aprender, se mostraba tan severo para sí mismo, que era el primero en entrar y el último en salir de la oficina. Y ocurrió que cuando llegó a “Ofiteme” había catorce empleados y cuando salió de la misma sólo eran cuatro, tres que le ayudaban a desarrollar todos los asuntos y es que cuando uno se marchaba de la oficina él se hacía cargo de su tema.
Se independiza de la Empresa y como no ganaba lo suficiente, hizo las oposiciones para Gestor Administrativo, se tituló en Agente de la Propiedad, se hizo Administrador de Fincas, obtuvo la Diplomatura en Derecho Tributario en la Escuela Superior de Derecho Empresariales en Barcelona. No cesó en su empeño de aprender y en la actualidad posee otros títulos y abrió una Gestoría en la Gran Vía, Gestoría “Silvera”, que más tarde trasladó a la calle Palos, número 21, en la que actualmente dedica medio día al trabajo a una clientela escogida y el otro medio a su gran pasión: la Astronomía y la Física.
Un bosquejo biográfico no está completo si no se aborda la parcela sentimental. En este sentido, tras separarse de su primera señora a los veintitantos años contrajo segundas nupcias con Juana Mª Toscano Rodríguez, funcionaria de Transporte. De esta feliz unión, han nacido Isaac, que tiene 22 años y está terminando Derecho y Empresariales en la Universidad “Carlos III”; María, que estudia en el Conservatorio Superior Clave, porque ya es pianista profesional, y está terminando Pedagogía. Los otros dos, Alicia, de 14 años y Emilio, de 15 estudian en el “Funcadia”.
Siempre le había gustado leer, pero un día descubrió que el hombre, inerme ante las fuerzas cósmicas, encuentra en las ciencias un redentor heroico y un poderoso instrumento de control y previsión, y a partir de entonces se dedicó a la Física y Astronomía. Un día cayó en sus manos un libro de divulgación científica de Isaac Asimov y quedó subyugado. Comenzó a leer todo lo que encontró del citado autor y descubrió que un literato de ciencia ficción. Tras superar a Asimov dedicó su entusiasmo a otro científico y fue avanzando cada vez más en el tema hasta el punto de escribir un libro titulado “El Universo y la Mente”, tratado de Astronomía, Física y de la Mente Humana. Tras intentar en vano que se lo publicaran, regaló el libro a través de Internet, con tal éxito que superan los 30.000 ejemplares que han retirado y siguen llevándoselo. En estos instantes, está finalizando un segundo libro de Física y Astronomía que se titulará “Desde los Quarks hasta el Universo”. Va a ser un volumen copiosísimo, ya que si con cuatro libretas de 200 páginas cada una compone un libro de 600 páginas, en la actualidad tiene escritas más de ochenta.
Hace años, se asoció a la Real Sociedad Española de Física, a través de la ue muchos de sus trabajos han sido divulgados y con la que colabora. Al mismo tiempo, está adscrito al grupo especializado de Física Teórica y al de Astrofísica. Es tal su categoría que cuando se celebró la inauguración del Año Internacional de la Astronomía, fue el único huelvano que recibió invitación. Como consecuencia de ello, le hicieron varias entrevistas en los periódicos y revistas, estuvo en la cima de la Astronomía en España, colaboró en el Año Internacional de la Astronomía…
Uno de los mayores valores de Silvera Vázquez como escritor científico, es la capacidad que tiene de “comunicar” con el lector. En seguida, en cuestión de pocas páginas e incluso líneas, Silvera sabe captar el interés de quien lo lee, y así, como cogido de la mano, le conduce a lo largo de toda la obra hasta el final, al que se llega por lo general de añoranza, de “querer más” (por suerte que en su producción siempre hay más). En este sentido, ha escrito numerosísimos escritos y en su página de Internet ha recibido más de seiscientas mil visitas
Como conferenciante en Institutos, su verbo cálido y entusiasta hace que divulgue con claridad temas de ciencia (cómo se forman las estrellas, cómo nacen, cómo es su vida, qué es un agujero negro…) o de cultura, ya que considera que la exposición clara no está reñida con la rigurosidad científica ni con la exactitud histórica
Y así sigue escribiendo a diario para Internet, ora tema de Astronomía, ora de Física, ora de la Mente, en “Observatorio Imfo” (Imagen Astronómica del Día, de la NASA); divulgando la ciencia ante el público en general, terminando una trilogía de ciencia ficción científica, ya que Emilio Silvera Vázquez es, en definitiva, ante todo un estudioso y un erudito que ama profundamente el saber y detesta la ignorancia.

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