domingo, 13 de julio de 2008

la popular



Panadería “La Popular”
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Una de las más populares establecimientos de los que se hallaban enclavados en la Huelva de la primera mitad del siglo pasado, que mayor desarrollo y adelanto logró adquirir, es la que representaba la notable y bien instalada panadería que en la calle Méndez Núñez, número 18 ó 26, depende la época, poseía el inteligente industrial Rafael Moreno Ramírez.


Pero, ¿Cuándo se fundó “La Popular”? La respuesta la tenemos en el diario “Las Noticias” del 15 de junio de 1927, que proclama: “Desde el año 1922, en que se fundó en Huelva la gran Panificadora “La Popular”, esta industria ha ido en progresión ascendente…”.
Las instalaciones de “La Popular” se asentaban en un edificio solariego de excelente capacidad como advertimos en la Escritura de compra y venta de María López Cuervo a Isabel Márquez López, otorgada el 27 de junio de 1896 ante Juan Cádiz Serrano (Folio 1802, número 232) que textualmente dice:

<<…Una casa en esta ciudad calle Méndez Núñez, número 26 de gobierno que linda por la derecha entrando con otra de don Vicente de la Corte Silvera, por la izquierda con otra de doña María del Carmen Gabina y Casa llamada Hospital de don Pedro García Jalón -padre del ilustre compositor Pedro García Morales, añadimos nosotros-…
Consta de diez metros de frente por más de sesenta de fondo, en que contiene tres portales, habitaciones en ambos lados, cuadra del horno, patio, un salón al lado derecho del mismo patio, corral, tahona, cuadras y trascorral, teniendo los altos de granero corridos y las cuadras tahonas y testeros del corral un doblado para paja, granero y enseres de labor.
Doña María López Cuervo adquirió cinco de las sextas partes por habérsele adjudicado en las particiones de bienes de su marido don José Mayor Gordillo en 5 de mayo de 1877 ante don José María de la Corte en precio de 10.000 pesetas>>.

Esta Panificadora logró gran aceptación desde los primeros instantes por sus productos (su crujiente y sabroso pan candeal francés y bilbaíno, sus tortas de aceite, polvorones de manteca, sus célebres ensaimadas…), su esmerado servicio (repartía a domicilio, cosa inusual en la época) y su ubicación céntrica que, en apenas catorce años, había ensanchado notablemente la esfera de sus negocios. Así, según el Legajo número 562 del Archivo Municipal de Huelva, finalizando 1936 surge una disposición municipal por la que todos los comercios tienen que darse de alta y leemos: “Rafael Moreno Ramírez, con domicilio en calle Benot, número 10, solicitando apertura de su panadería “La Popular”, en calle Méndez Núñez, número 18”. Dos días más tarde solicita apertura en otros despachos de pan y tortas que “este mismo propietario tiene en la calle General Primo de Rivera (Señas), número 2”, en la Carretera de Odiel, junto al edificio de la Aduana -la antigua Aduana estaba frente al Colegio de Ferroviarios, añadimos nosotros- y en la calle del Carmen, número 2.
El citado Rafael Moreno Ramírez debió de adquirirle el negocio a José Gómez de la Cruz, ya que éste se acreditaba dueño de “La Popular” en su solicitud, fechada el 1 de mayo de 1930, al Ayuntamiento para instalar un rótulo en una nueva sucursal establecida en la actual Avenida Cristóbal Colón:

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La popularidad es patrimonio del pueblo. Es éste quien la otorga ab eternum, ya que, una vez dada, ni el mismo pueblo la puede quitar, en todo caso puede alterarla para bien o para mal. En este sentido, conviene que aclaremos que en el alba de los años veinte surge como figura del toreo, Manolito Báez “Litri”, disputándole la primacía torera local a un novillero puntero en las citadas calendas, “Bogota”. Pronto, los simpatizantes de ambos novilleros se convierten en encarnizados rivales. En aquel punto, los “litristas” advierten que hay una música de pasodoble –del maestro valenciano Abelardo Alfonso- sin letra y le ponen una que comenzaba:

“¡Que viva el “Litri”!
muera “Begota” (sic)…”

Lo único que le molestaría al valiente y buen “Bogota” sería el cambio de vocal en su nombre de guerra taurino, tan sonoro… Pues bien, una vez que “Bogota” pasó al escalafón de rehiletero, no venía a cuento la letrilla. Y el pueblo, asemejando la popularidad de su torero con el nombre del establecimiento, sacó esta otra letra en la que el nombre de la panadería-confitería que historiamos lo asociaba a la popularidad que disfrutaba en el planeta de los toros su diestro:

“¡Que viva el “Litri”!
“La “Populá”,
los bollos de leche
y las “ensaimás”

En la creación de estos cuatro versos, confeccionados en 1924 ó 1925 y cantados en las carnestolendas de finales de los años 20, quizás tuviera algo que ver Manuel Parada “El Caracol”, panadero durante muchos años de “La Popular” y célebre maestro de murgas de aquellos incomparables Carnavales de Huelva. Pero, continuemos con la historia de “La Popular”. Durante la guerra y la postguerra nuestra esta Panificadora pasó, como todas, por las vicisitudes de no tener la materia prima para la cocción del pan y la confección de sus dulces. En 1949, a este comercio se le detecta una pequeña irregularidad y se le sanciona con el cese de su actividad de distribución de pan durante seis meses. A través de las páginas del diario “Odiel”, fechadas el 8 de diciembre de 1950, se le comunica a las demás panaderías que nuevamente “La Popular” vuelve a distribuir el pan:

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La última referencia que tenemos data del diario “Odiel” del domingo 10 de enero de 1958, en cuyas páginas se inserta un anuncio de “La Popular”. Panadería y Confitería. Méndez Núñez, 18”, pero también nos hace saber que el titular de la misma era también propietario del “Bar La Popular. Exquisito Café Express. Avenida de Portugal, número 13”. Poco tiempo después, cerraba este comercio que, por su popular letrilla, ha logrado la aureola de permanecer en la historia de Huelva superando esa capa de olvido que el tiempo pone sobre casi todas las cosas.

(1) En la época de las cartillas de racionamiento (1939-1952) a cada panificadora se le asignaba un determinado número de personas para que adquirieran en ella el pan. Así, al cerrar temporalmente “La Popular” su clientela se tuvo que repartir, con exasperante rigor, entre otras panaderías. Tras la sanción, la prensa local advertía que los antiguos clientes del comercio que historiamos podían comenzar nuevamente a retirar el pan controlado de la calle Méndez Núñez, número 26.

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